Stannah: 150 Años de Historia en Elevación y Salvaescaleras
Stannah es una empresa familiar de ascensores y salvaescaleras, fundada hace 150 años. En asociación con Incisa desde 1983.
Escrito por Stannah
Stannah es una empresa familiar, fundada en 1867, por Joseph Stannah, en Londres. Esto es lo que la mayoría sabe de Stannah.
¡Pero tenemos mucho más que contarle!
Cómo empezamos hace 150 años
Joseph Stannah era hijo de Samuel Stannah, un negociante de lino, en Worcester. Como ingeniero reconocido en su época, Joseph Stannah sentó las bases para la empresa Stannah en Southwark, Londres. Empezó por crear grúas para su uso en la carga y descarga de productos en los diques. También intentó concebir soluciones para diferentes tipos de problemas, lo que hizo que acumulara innumerables patentes a lo largo de su carrera. Entre sus proyectos de grúas, se han encontrado dibujos de prensaestopas para locomotoras, pompas de agua de péndulo y, también, una referencia curiosa sobre haber diseñado un coche, a pesar de que no tenemos pruebas firmes de ello. Tenemos también referencias de que el negocio pudo haber empezado en 1828, pero, desafortunadamente, tampoco tenemos elementos suficientes para sustentar esta tesis. Lo que sí sabemos, con toda seguridad, es que Joseph sabía exactamente cómo hacer publicidad de sus invenciones, enviando, con regularidad, publicaciones, cartas e información sobre sus equipos patentados al periódico “The Engineer”.
Siglo XX: la segunda generación
El hijo de Joseph, Albert, se encargó del negocio en la transición al siglo XX y, en esa época, las soluciones que ofrecían eran más diversificadas, al incluir elevadores de pasajeros, elevadores de productos e incluso elevadores de coches. Durante el periodo de la preguerra, Joseph y Albert continuaron con la publicidad de sus productos recurriendo a publicidad en las fachadas de los edificios.
2ª Guerra Mundial: reconstruir el negocio
La generación siguiente empezó por Leslie Stannah, cariñosamente conocido por Pop, padre de Brian y Alan, y abuelo de Jon, Patrick, Nick, Alastair y Helen. Nació en 1901, hijo de Albert Stannah y de su esposa, Edith. Tenía un carácter genuino y era conocido, por un lado, por su disciplina, pero también por la preocupación y amabilidad que demostraba hacia sus empleados. Fue Pop quien reconstruyó Stannah, de raíz, después de la devastación que supuso la 2ª Guerra Mundial.
Cuando era joven, Pop era un ávido entusiasta del motociclismo. La empresa icónica de motociclos, Ariel, lo ha definido como bastante competitivo, y ganó varias competiciones mientras competía para Ariel. Pop no se unió al negocio de la familia después de terminar sus estudios, sino que eligió trabajar en otras empresas de elevadores para obtener experiencia. La verdad es que cuando empezó la guerra, en 1939, Pop siguió sin regresar al negocio de la familia. En vez de eso, se alistó en la Royal Navy.
Después de su servicio laudable en la Royal Navy, Pop regresó a Londres, a las ruinas de lo que antes fuera la fábrica de Stannah y donde ahora había un lugar devastado por las bombas. En esa época, el padre, AJ, tenía 77 años y la empresa había parado, por completo, cualquier comercialización. Aún con su uniforme de desmovilizado puesto, con £300 en el bolsillo, en el lugar donde estaba la fábrica en ruinas, Leslie empezó la reconstrucción del negocio. Con una determinación increíble, y con lo poco que tenía, Pop logró levantar el negocio, produciendo tantos componentes de elevadores cómo fue posible. En los 50, el negocio volvía a tener sólidas bases, con Brian y Alan aprendiendo el oficio, para que más tarde pudieran integrar en el negocio también. Pop se jubiló a los 60 y murió a los 77, en 1979.
Los años 50: la segunda regeneración
Sin embargo, esas sólidas bases daban señales de fisuras cuando Brian llegó al negocio, en 1958. En 1961, la fábrica incluso recibió la visita de algunos oficiales de justicia. A pesar de las adversidades, y con verdadera determinación, Brian decidió reestructurar y reforzar el negocio. Para ello, creó condiciones para ingresos regulares con origen en contratos de servicios, para tener un respaldo en los casos de aprovisionamientos volátiles y, de este modo, poder ajustarse más fácilmente a las necesidades del negocio.
Mientras Brian se encargaba de las cuestiones del negocio, Alan supervisaba la parte de la ingeniería. Alan sabía que, para lograr seguir adelante en este negocio, era necesario agilizar el proceso de producción y elegir productos estandarizados. Eso llevaría a la reducción de los costes, permitiría la producción externa de ciertos componentes y así ofrecer plazos más cortos, sin descuidar la producción personalizada, siempre que fuera necesario. El trabajo de Alan resultó en la producción del Maxilift, en los 60, por lo que introdujo una nueva línea de productos que fue crucial para el éxito del negocio de los elevadores.
El inicio de los 70 fue un periodo turbulento para todos, con una recesión feroz y con la crisis de los combustibles, lo que hizo que la jornada laboral fuera de tan solo 3 días. Aun así, Brian y Alan estaban siempre receptivos a nuevas oportunidades para desarrollar el negocio. Sin embargo, una de las creaciones más importantes, los Microlifts, casi no llega a pasar. En esos tiempos, los hermanos creían que el negocio de los elevadores de servicio les traía muchos problemas. Por ello, cuando recibieron una carta hablando de un producto que podría instalarse en un solo día, lo tiraron a la papelera. Más tarde, ese mismo día, Alan pensó en el asunto y rescató la carta de Daldoss de la papelera, lo que terminaría por ser el primer paso de una larga y fructífera relación. Hasta el día de hoy, somos los únicos distribuidores de Daldoss Microlifts en el Reino Undo y nuestra sección de Microlifts sigue teniendo sólidas ventas.
En ese momento, la empresa estaba también vendiendo un número considerable de elevadores domésticos, pero en verdad, este producto no se adecuaba a muchas de las residencias. Sin embargo, Brian continuaba recibiendo pedidos de personas en busca de soluciones para poder subir a la planta de arriba. Su determinación estaba en conseguir una solución para lo que sus clientes deseaban y, de esta forma, sobrevivir a la recesión. Decidió irse a Holanda y visitar una empresa de elevadores, cuyo nombre era Jan Harmer, con la intención de aprender más sobre ese producto. Brian logró más de lo que esperaba, ya que terminó comprando los diseños de la empresa.
Cuando regresó, Brian y su hermano, Alan, decidieron producir los prototipos de las primeras sillas salvaescaleras de Stannah. Desde su base, en Londres, los dos hermanos y algunos compañeros empezaron produciendo los elevadores salvaescaleras a inicios de 1975 y, en diciembre, ya habían vendido 66 unidades. La producción no fue fácil ya que, al inicio, cada instalación suponía reparaciones y ajustes constantes. Sin embargo, Brian y Alan no se cruzaron de brazos. Mejoraron el diseño del producto y las técnicas de fabricación para que se pudiera producir un equipo más fiable. La producción de las sillas salvaescaleras rápidamente se instaló en Andover, donde Brian y Alan empezaron construyendo una fábrica para almacenar su negocio de elevadores salvaescaleras en expansión, que no paró de crecer en los próximos 40 años. Hoy día, Stannah tiene más de 600.000 sillas salvaescaleras fabricadas.
Una silla salvaescaleras era un concepto muy innovador en los 70. Por ello, Stannah no solo vendía un nuevo producto, sino una alternativa innovadora que evitaría que los mayores, después de jubilados, tuvieran que cambiarse de casa solo porque dejaban de poder subir las escaleras hacia la segunda planta. En la publicidad impresa, tenían el apoyo del Profesor Heinz Wolff y del Doctor Christian Barnard, pioneros y reconocidos por su trabajo en las áreas de ciencia y medicina, que han ayudado a cambiar estilos de vida.
El crecimiento ha sido constante a lo largo de los 70. Las ventas aumentaron y con ello la posibilidad de ofrecer un servicio posventa a todos los clientes, lo que dio origen a una red comercial, empezando por Manchester, Birminghan y Londres. La producción creció. La fábrica principal estaba en Andover, en la provincia de Hampshire, pero en los 80 decidieron construir una filial de producción en Dunston, provincia de Newcastle, donde Stannah compró la empresa R J Shaw & Co. Entendieron que el conjunto de competencias que encontraron en esta zona tenía un valor inestimable para su plan de crecimiento.
En 1979, las primeras exportaciones se han realizado hacia Alemania, para Lifta, donde Stannah continúa siendo el único distribuidor. Hoy día, nuestros elevadores de escaleras se venden en 40 países, a través de una red de más de 30 distribuidores y 9 subsidiarias de propiedad absoluta.
Dónde estamos, 5 Generaciones después
Actualmente, la empresa vende elevadores de pasajeros, plataformas, escaleras mecánicas, pasillos rodantes y sillas salvaescaleras, aparte de garantizar el mantenimiento y servicios de reparación para todos los modelos de elevadores y elevadores de escaleras. Brian y Alan siguen involucrados en el negocio como copresidentes, aún que en los 80 dejaron la gestión de las actividades del día a día. Actualmente, 5 miembros de esta 5ª generación – Jon, Patrick, Nick, Alastair y Helen – gestionan Stannah de forma activa, manteniendo las tradiciones y la ética familiar.
Stannah en España, en asociación con Incisa desde 1983
Desde hace más de 30 años que Stannah está presente en toda España, gracias a la distribución de Incisa.
A todos los que conocéis Incisa – una empresa con más de 50 años de historia en España –, se demarcaron como los primeros distribuidores de salvaescaleras Stannah en España.
De hecho, el primer salvaescaleras Stannah lo instaló Incisa en 1983.
Así que de Incisa a Stannah, solo cambiamos el nombre. La familia sigue siendo la misma, simplemente se ha ampliado para seguir dando respuesta a la gran demanda de salvaescaleras: ¡para una escalera segura!
En Stannah somos más que una gran empresa internacional que se ha convertido en líder mundial gracias a la calidad de sus salvaescaleras. Stannah es, por encima de todo, un gran equipo humano al servicio de las personas que, como tú, sienten la necesidad de recibir consejo para reencontrar rápida y eficazmente el placer de su movilidad.
¡Nuestro objetivo es, ante todo, cuidar de ti!